lunes, 30 de noviembre de 2009

Crítica musical. Ciclo Voces. Ana María Sánchez

Resolvió su concierto con dignidad pero tal vez no llegó a las cotas de éxito rotundo que esperábamos. Esa fue la sensación personal, y la de algunos aficionados más, ante la actuación de la soprano Ana María Sánchez.

Mucho más directa y efectiva en la segunda parte (la dedicada a la Zarzuela), la crítica musical que se ha publicado hoy en el diario "Málaga Hoy" nos das más noticias sobre su actuación el pasado sábado:


EN CLARO HOMENAJE A LA ZARZUELA

por Fernando Anaya Gámez

Sala María Cristina. Fecha: 28 de noviembre de 2009. Programa: selección de obras de Mozart, Dvorák, Wagner, Puccini y Sorozábal, entre otros. Intérpretes: Ana María Sánchez (soprano) e Itzíar Barredo (piano). Aforo: tres cuartas partes del total.

Con palabras de agradecimiento al público malagueño por su siempre cálida acogida, y con un sincero elogio al fomento de la cultura y la educación, en permanente guiño a la labor que está desempeñando la Fundación Unicaja, se expresó la soprano Ana María Sánchez al término la finalización del recital lírico que ofreció el sábado en la Sala María Cristina. Una velada notable, en términos generales, en la que se presentó una segunda parte más contundente y dedicada a la zarzuela a diferencia de una primera más difusa.

Comenzó la primera parte destacando la Canción de la luna de la ópera de cariz eslavo Rusalka de Dvorák, o lo que fue un primer acercamiento, tras un correcto Porci amor mozartiano, al correcto entendimiento del fraseo musical bajo una permanente intencionalidad de diálogo dentro del contexto de la obra en sí; una característica que siempre definió a Ana María Sánchez y que sigue manteniendo de forma espléndida. Sin embargo, su aproximación a Puccini no fue del todo concluyente. Y es que presentó el conocido O mio babbino caro en un tempo algo ligero al acostumbrado en las versiones de concierto (véase el caso de los ejemplos de Caballé, Fleming, Netrebko, Gheorghiu, Kanawa y Sumi Jo).

Pero cuestiones de velocidad aparte, ya que su interpretación se pudo asemejar a las históricas y rápidas de Callas y Tebaldi, lo que si se echó en falta es la verdadera recreación de expresividad y matices que todas ellas suelen contener, con momentos finales mucho más intensos (como en la versión escénica de Scotto). Además, cuando el listón de Puccini se situó alto en mayo de 2008 con el recital de la gran pucciniana Cristina Gallardo-Domâs es complicado igualarlo.

Mucho más resuelta, natural y cómoda se mostró la solista en la segunda parte. Momentos donde la zarzuela fluyó por su seguridad escénica y su muy lograda dicción, como en No corté más que una rosa del maestro Sorozábal de espléndido final. Igualmente y con igual suerte Marinela de Serrano y Sierras de Granada de La tempranita de Giménez, cerrando el concierto con tres espléndidos ofrecimientos en clave de zarzuela.

En último apartado Itzíar Barredo, que hizo lo propio en el acompañamiento de la solista pero desarrolló un discurso sonoro algo violento en la primera de sus intervenciones solísticas y muy impreciso en la segunda.

Algunas de las versiones citadas en la crítica se ofrecen a continuación en los siguientes vídeos. Pasen, degusten y seleccionen:
















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