domingo, 22 de noviembre de 2009

Crítica musical. Concierto nº 5 de la temporada 2009-2010 de la OFM.

Con un diseño de programa poco coherente, con un solista de repuesto de piano y con una primera parte algo superflua, se presentó el quinto concierto de la temporada de abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM).

Realmente, fue en la segunda parte donde los maestros de la orquesta dieron rienda suelta a su poderío interpretativo pero así contrarrestar lo ofrecido en la primera. Por lo demás, la traducción de Philippe Raskin fue más una lectura de memoria que un verdadero despliegue de todo lo que la partitura da de sí.

Presentamos la crítica que salió publicada ayer 21 de noviembre de 2009 en el diario "Málaga Hoy":


MÁS MOMENTOS QUE CONCIERTO
por Fernando Anaya Gámez

Teatro Cervantes. Fecha: 20 de noviembre de 2009. Programa: 'Tapiola, op. 112' de J. Sibelius, 'Variaciones sinfónicas para piano y orquesta' de C. Franck y 'Baco y Ariadna, op. 43 (Suites orquestales)' de A. Roussel . Intérpretes: Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM). Solista: Philippe Raskin (piano). Director: Manuel Valdivieso. Aforo: Tres cuartas partes.

No cabe ponerse a divagar sobre posibles planteamientos filosóficos que nos lleven a detenernos en qué nos puede aportar realmente la asistencia a un concierto. Pero sin duda, comprendo que es una de las piezas clave o interrogante básico que todo aficionado, tarde o temprano, acaba por reflexionar al término de una velada musical. Directamente decir: ¿me ha aportado algo este concierto? Para el caso, no.

Realmente es todo un reto abarcar toda una serie de parámetros a la hora de configurar un programa; el principal, a mi modo de ver, que las piezas cobren un sentido y que realmente se enlacen con ese interrogante expuesto. ¡Ojo, no minusvaloro las partituras ni los autores!, pero no veo la posible coherencia global, si es que debe existir, que esa sería otra. A mi modo de ver sí y solo sí.

Sibelius y su Tapiola, op. 112 planeó con frialdad. De acuerdo que el tono de esta partitura puede que se acerque al gélido adjetivo pero no a convertirse en una ejecución más. De hecho, de este insigne compositor masón, se pueden encontrar grandes maravillas (al igual que colosales e interesantes Tapiola).

Algo similar sucedió con las Variaciones sinfónicas para piano y orquesta de César Franck. Si bien, Philippe Raskin, pianista sustituto de Claudio Martínez Mehner (éste no acudió a su cita por motivos familiares) realizó una correcta traducción de memoria de la pieza, sólo fue eso. El solista belga optó por un tempo cercano a las interpretaciones de juventud del gran pianista brasileño Nelson Freire, y por tanto, alejándose de las históricas y algo más rápidas (o sencillamente declamadas) de Rubinstein. Pero le faltó esa expresividad inherente que la propia partitura muestra de forma natural, y que agradecemos que la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) sí supo extraer.

La segunda parte se presentó con mayor firmeza e intencionalidad. Roussel y sus suites orquestales equilibraron positivamente la velada. Más concretamente fue la número dos la que dejó entrever momentos de especial dificultad y contraste, que los maestros de la orquesta supieron solventar sin dificultad aparente. Además, encontramos gratos momentos en las intervenciones solistas de la madera, la viola y muy especialmente en Manuel Guillén, todo un excelso concertino invitado, últimamente muy asiduo a pisar los escenarios malacitanos.

Es por lo que hablamos de momentos o fugaces pasajes emotivos más que de un todo resuelto. Será mejor estar atentos al próximo concierto de abono.

La versión que comenta la crítica la podemos encontrar en un famoso portal de vídeos de internet, del cual extraemos los siguientes ejemplos:




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