lunes, 12 de julio de 2010

Crítica musical. Orfeo y Eurídice de Gluck

Y llegó la clausura del VI Festival de Música Antigua. Una cita con la preciosa obra Orfeo y Eurídice de Gluck que no llegó a las cotas esperadas de éxito.

Esta es la crítica musical que se publicó ayer en el periódico "Málaga Hoy" sobre esta ópera en versión concierto.


REFORMA ANECDÓTICA PARA LA CLAUSURA

por Fernando Anaya Gámez

Clausura del VI Festival de Música Antigua de Málaga. Teatro Cervantes. Fecha: 9 de julio. Programa: 'Orfeo y Eurídice' de Ch. W. Gluck (ópera en versión concierto). Intérpretes: Carlos Mena (Orfeo), Elena de la Merced (Eurídice) y Alicia Molina (Amor), junto a la Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: Martin Gester. Aforo: Tres cuartas partes del total.

A todos los ojos de los historiadores de la música Gluck se presentó como uno de los reformistas clave en la evolución del género lírico. Prueba de ello se observa en sus intenciones para con su Orfeo y Eurídice de 1762 (y más concretamente, en la sabor francés de 1774), preciosa obra, en versión concierto, que se seleccionó para la clausura del VI Festival de Música Antigua de Málaga.

Sin embargo, esta ocasión que se atisbaba con interés, incluso por la aparición de Martin Gester como reputado director especializado en las lides historicistas, no llegó a todo el esplendor deseable. Si bien las intencionalidades de la batuta, en claridad de economía de gesto, se tradujeron en una sonoridad convincente global para con los efectivos de la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM), la agrupación malacitana no supo responder certeramente a las numerosas entradas tras las intervenciones solísticas, motivo suficiente para desequilibrar la continuidad del discurso musical, junto a un volumen sonoro excesivo, dicho sea de paso, en momentos clave como el aria Che puro ciel!. En el apartado vocal, nos encontramos con un Carlos Mena de correcta dicción y buen entendimiento en el ataque de los agudos, donde su intencionalidad y direccionalidad fue determinante en momentos como en el término de la primera escena del primer acto o su encuentro con las furias. Efectiva la intervención de la soprano Elena de la Merced, en notables matizaciones y buen empaste en los números de conjunto como en el comienzo del tercer acto, se echó en falta una mayor interacción entre todos los personajes, especialmente entre Orfeo y Eurídice, y máxime cuando existen diversas acotaciones en el libreto a tales efectos. Correcta Alicia Molina, aunque con una voz excesivamente vibrada para su cometido, la expresividad más directa llegó con la óptima interpretación de la Coral Cármina Nova en notable trabajo de memoria.

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