Y llegó la clausura del VI Festival de Música Antigua. Una cita con la preciosa obra Orfeo y Eurídice de Gluck que no llegó a las cotas esperadas de éxito.
Esta es la crítica musical que se publicó ayer en el periódico "Málaga Hoy" sobre esta ópera en versión concierto.
 REFORMA ANECDÓTICA PARA LA CLAUSURA
por Fernando Anaya Gámez
Clausura del VI Festival de Música Antigua de Málaga. Teatro Cervantes.  Fecha: 9 de julio. Programa: 'Orfeo y Eurídice' de Ch. W. Gluck (ópera  en versión concierto). Intérpretes: Carlos Mena (Orfeo), Elena de la  Merced (Eurídice) y Alicia Molina (Amor), junto a la Orquesta  Filarmónica de Málaga. Director: Martin Gester. Aforo: Tres cuartas  partes del total. 
A todos los ojos de los historiadores de la  música Gluck se presentó como uno de los reformistas clave en la  evolución del género lírico. Prueba de ello se observa en sus  intenciones para con su Orfeo y Eurídice de 1762 (y más  concretamente, en la sabor francés de 1774), preciosa obra, en versión  concierto, que se seleccionó para la clausura del VI Festival de Música  Antigua de Málaga. 
Sin embargo, esta ocasión que se atisbaba con  interés, incluso por la aparición de Martin Gester como reputado  director especializado en las lides historicistas, no llegó a todo el  esplendor deseable. Si bien las intencionalidades de la batuta, en  claridad de economía de gesto, se tradujeron en una sonoridad  convincente global para con los efectivos de la Orquesta Filarmónica de  Málaga (OFM), la agrupación malacitana no supo responder certeramente a  las numerosas entradas tras las intervenciones solísticas, motivo  suficiente para desequilibrar la continuidad del discurso musical, junto  a un volumen sonoro excesivo, dicho sea de paso, en momentos clave como  el aria Che puro ciel!. En el apartado vocal, nos encontramos  con un Carlos Mena de correcta dicción y buen entendimiento en el ataque  de los agudos, donde su intencionalidad y direccionalidad fue  determinante en momentos como en el término de la primera escena del  primer acto o su encuentro con las furias. Efectiva la intervención de  la soprano Elena de la Merced, en notables matizaciones y buen empaste  en los números de conjunto como en el comienzo del tercer acto, se echó  en falta una mayor interacción entre todos los personajes, especialmente  entre Orfeo y Eurídice, y máxime cuando existen diversas acotaciones en  el libreto a tales efectos. Correcta Alicia Molina, aunque con una voz  excesivamente vibrada para su cometido, la expresividad más directa  llegó con la óptima interpretación de la Coral Cármina Nova en notable  trabajo de memoria.
 
 
 

 
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