jueves, 1 de julio de 2010

Crítica musical. Carmen

Los numerosos viajes de Hermes, hacen que las actualizaciones a estas humildes líneas tarden y se retarden. Confiemos que los aires estivales pongan orden y calma. Gracias por su paciencia.

Por otro lado, nos podemos dejar por alto el reflexionar sobre el último título que ha cerrado la recortada XXI Tempora Lírica de Málaga. Breves en títulos y éxitos, nos sabemos que nos deparará la siguiente. Mientras tanto, rememoremos lo acontecido el viernes pasado mientras los ecos de la Música Antigua resuenan por la ciudad.
Esta es la crítica que se publicó este domingo día 27 de junio de 2010 en el periódico "Málaga Hoy":


EL ÉXITO DE LA 'CARMEN' DE HERRERA
por Fernando Anaya Gámez 

Clausura de la Temporada Lírica 2009-2010. Fecha: 25 de junio de 2010. Programa: 'Carmen', ópera en cuatro actos con música de Georges Bizet y libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévic, según la obra de Prosper Mérimée. Intérpretes: Nancy Fabiola Herrera (Carmen), Albert Montserrat (Don José), Ángel Ódena (Escamillo), Ainhoa Garmendia (Micaela), José Antonio García (Zúñiga), entre otros solistas, junto al Coro de Ópera de Málaga, la Escolanía Santa María de la Victoria y la Orquesta Filarmónica de Málaga. Director de escena, escenografía e iluminación: Francisco López. Director del Coro: Francisco Heredia. Director de la Escolanía: Narciso Pérez del Campo. Director musical: Lorenzo Ramos. Aforo: Completo.

Con iniciales oídos para el evento futbolístico (auriculares inclusive en parte del público) y con todas las miradas puestas en el escenario del Teatro Cervantes, se presentó la tan esperada Carmen. Y es que, visto lo visto y escuchado lo escuchado en las escasas entregas anteriores, la pieza de Bizet se convirtió en claro referente de evaluación para indultar o para ofrecer el puntillazo, si me permiten los símiles taurinos. De momento, la balanza se situó en lo primero.

Hubo buenos recuerdos de la concepción escénica que planteó Francisco López en su anterior paso mozartiano por nuestra ciudad; y aunque su proyecto llegó sin rivalidad (entiéndase que en las anteriores propuestas no existió escenografía alguna, en todos los sentidos), sale a relucir la moda de tomarse libertades, no sabemos si mentales o dinerarias, en torno al libreto. Aún así, fue grato contemplar su notable configuración en el movimiento general de personajes de vistoso vestuario y su óptima planificación de la iluminación, con guiños a las logradas metáforas visuales. Un claro ejemplo de esto último lo tuvimos en la aparición de la bailaora Leonor Leal en excepcional diseño coreográfico personal y grupal.

En el apartado musical, la Carmen de Nancy Fabiola Herrera fue el principal reclamo de expectación entre los aficionados, máxime cuando se agotaron las entradas desde hace unos meses. Y realmente, cumplió con gran éxito. Prueba de ello, lo tuvimos en sus grandes dotes escénicas para recrear a la gitana seductora y provocativa, en donde su gran técnica se conjuga con un espectro vocal de gran riqueza tímbrica que le permite reforzar y subrayar tanto los graves, con total soltura y belleza, como sus potentes y sólidos agudos de, por ejemplo, Les tringles des sistres. Es por lo que la famosa habanera L'amour est un oiseuax salió redonda, no llegando a las matizaciones de versiones históricas como las de Berganza, pero igualándose a las de enorme poderío expresivo como la de Antonacci en 2006. Igualmente, no sólo dominó sus papeles individuales en Tra la la y ofreció una soltura determinante en la conocida seguidilla Près de remparts de Séville, sino que su decidida y certera madurez escénica prodigó éxito en los números grupales, volcándose en expresividad en los números finales y siempre respetando la verdadera esencia realista de la ópera sin caer en los "desgarros y amaneramientos lacrimosos típicos de Mascagni", como apreció en su día José María Martín Triana.

Por otro lado, el tenor Albert Montserrat cumplió notablemente con su Don José, exhibiendo una técnica de gran calado en sus rotundos agudos y mostrando un acertado empaste en las escenas de conjunto, a sabiendas de sus resueltos números individuales como La fleur que tu m'avais jetée. En voz compacta y soberbio porte escénico, el Escamillo de Ángel Ódena convenció no sólo en la conocida aria, que dejó traslucir un fraseo impecable, sino que nos acercó a su diestra labor en las participaciones a dúo del tercer acto. Con óptima participación del resto de solistas -muy divertido el quinteto de Caballero, Benítez, Díaz y Heredia en el segundo acto-, la mención especial recayó sobre Ainhoa Garmendia en sus solventes apariciones, siendo de relevancia la del acto tercero.

Finalmente, alusiones a un correcto trabajo en las intervenciones por parte del Coro de Ópera, aunque de impresiones de empaste en la participación femenina en la escena de la pelea del primer acto, siendo en igual mérito el resultado rítmico desarrollado por la intervención de la Escolanía Nuestra Señora de la Victoria, aunque volviéndose a evidenciar su vocalización y dicción demasiada abierta. Convincente la Orquesta Filarmónica de Málaga, pese a algún leve titubeo en la participación solística de la trompa, la temporada se cerró con el público en pie para dedicar cálidos y merecidos aplausos a Herrera.
Y como siempre, se adjuntan algunos ejemplos ilustrativos y curiosos, donde el segundo es interesante por lo sonoro (aunque también por lo visual).



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