Una de las perspectivas en la que los músicos deberían (deberíamos) siempre profundizar es en el saber acercarse a la recreación efectiva del verdadero contexto que envuelve a una pieza. La música es un todo en el que la interpretación estriba importancia, pero no en su máxima aportación al conjunto.
¿Qué tal si volvemos al pasado? ¿Qué tal si bailamos en clave renacentista? Actúa la familia Yepes. Adelante...
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Siempre he odiado esos antros llenos de ruido y humo llamados discotecas, donde la gente parece deleitarse machacándose los oídos... y otras cosas. Cuando era adolescente mis padres me obligaban, por decirlo así, a salir de vez en cuando con mis compañeras de Bachillerato para integrarme en el grupo y no ser considerada más bicho raro de lo que era. En este pueblo no tenía tampoco la opción de buscar coetáneos acordes con mis gustos... Así que tuve que soportar esos lugares unas diez u once veces, demasiadas. Mientras me subía la adrenalina por culpa de tan continuadas agresiones acústicas, pensaba cuán hermoso sería una discoteca renacentista, donde hubiese músicos que interpretasen pavanas, gallardas, burrées, passamezzi, volte, chaconas, etc.
ResponderEliminarPor suerte mis padres se convencieron de que saliendo a disgusto no me integraba lo más mínimo; prefería quedarme en casa leyendo y escuchando bella música.
Espero no tener que volver a pisar esas salas de tortura.
Siempre hay posibilidades de organizar Saraos a la vieja usanza. Todo es posible ¿no crees querida Euterpe? De echo, hay por ahí algunos intentos...
ResponderEliminarPero la moda la seguirán constituyendo esos odiosos antros donde uno va a machacarse los oídos. ¿Por qué ese gusto por la estridencia, por el aturdimiento, lo agresivo?
ResponderEliminarSupongo que va en consonancia con la sociedad actual...
ResponderEliminarDe todas formas, los Saraos siempre se pueden organizar al gusto de los propios componentes. En buena compañía todo es alegría :-)