Extraigo parte de una reciente entrevista realizada por el crítico Pablo J. Vayón, dentro del boletín de marzo de 2010 de la revista Diverdi, a los geniales hermanos Alqhai. Fahmi y Rami, o lo que es lo mismo, dos grandes violagambistas que cuentan su instructiva visión sobre la interpretación de la música antigua.
Una lógica natural que huye de los extremismos y que se cimenta en las siguientes reflexiones. Tomamos nota.
-La Early Music empezó como un movimiento con unas reglas bastante estereotipadas, porque había que romper con muchos tics del pasado. Hoy las cosas han cambiado, y el acercamiento al hecho musical desde postulados historicistas se hace desde puntos de vista muy diversos. ¿Cuál es vuestro estilo, si es que algo así existe?
-Rami: Música es música. La ortodoxia y las reglas estereotipadas para mí no tienen ningún sentido. El estilo es lo que tú eres. Detrás hay mucho estudio, mucho acercamiento a las fuentes, un proceso a veces largo y duro de inmersión en todo el ambiente de una época, de una forma de hacer las cosas, de unas reglas, pero cuando sales a un escenario eso no tiene que notarse, es más, no tiene ni que interferir, tienes que tocar con el corazón. Si un músico no es capaz de emocionarse con lo que hace es imposible que emocione al público que tiene delante.
-Fahmi: Los que nos dedicamos a la música clásica o antigua vamos a priori de prestado. La música no es nuestra, no la hemos escrito nosotros, pero es una obligación (y una responsabilidad) hacerla nuestra. Salir 100% de prestado a un escenario es un fraude, para mí es la definición perfecta del bolo, y nosotros tenemos claro que no queremos eso. Y esa fue una de las causas que nos hizo alejarnos de los sellos discográficos tradicionales: no queremos que nos impongan nada, somos nosotros los que decidimos lo que tocar y cuándo tocarlo, y está claro que lo que sale de ahí está pasado por el filtro de lo que somos, como músicos y como personas. Entre Rami y yo hay diferencias a la hora de hacer las cosas, por supuesto, pero tratamos de ser siempre sinceros y trabajar con pasión. Si no, no vale la pena nada de esto.
-Rami: Es el pellizco. Hay que sentir el pellizco, como dicen los flamencos. Tocamos como tocamos porque somos como somos, porque vivimos aquí, rodeados de flamenco, del Gran Poder, de la Macarena, del sol, de la feria, del río, de la Alameda, sin olvidar nuestros orígenes, son muchas reuniones con cantos árabes, darbukas y palmas. Y a la hora de la interpretación eso tiene que salir, porque si no, estaríamos ofreciendo mercancía fraudulenta, caducada, muerta. La música que tocamos puede tener 300 años sobre el papel, pero la tocamos ahora, y para nosotros cada vez que la ofrecemos al público es tan moderna como el último hit de moda que suena en la radio. Este tratamiento es la clave para disfrutar con la música, para quererla y respetarla.
Conozco a Fahmi de verlo por allí por el Conservatorio cuando yo estudiaba Flauta de Pico. Hace poco salió la Accademia del Piacere en "música sobre la marcha" (Radio Clásica); y la semana pasada, casualmente, me prestó una amiga un disco de ellos, ¡maravilloso!
ResponderEliminarYo no tengo el gusto de conocerlo personalmente, aunque sí lo he saludo brevemente en alguna ocasión en alguna actuación que tuvo por Málaga. La verdad que es un gran intérprete.
ResponderEliminarbUENO, YO TAMPOCO ES QUE HAYA HABLADO CON ÉL ASÍ...
ResponderEliminarAhora tienen un proyecto de grabar algo de flamenco...
Sí, algo de esto leí recientemente. Un nuevo proyecto maravillosamente ecléctico.
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