Parece que en el primer concierto de temporada se palpaó en la orquesta una nueva dirección (en todos las acepciones terminológicas del vocablo). No sólo por la nueva titularidad artística y de batuta del maestro Colomer, sino por la necesaria tensión, expectación y concentración de los efectivos orquestales. Y aunque algunos "viejos conocidos" relucieron sonoramente (y afortunadamente con brevedad) para enmarañar la definición de algunas secciones de la partitura, el resultado global fue afortunado y ampliamente aplaudido.
Sin embargo, Hermes, en su viaje taciturno (entiéndase siempre en su primera acepción) no quedó convencido ante un apartado vocal que pudo haberse mostrado más compacto, exceptuando la matizada intervención de Zubillaga (muy apropiada para este papel).
Buenos augurios y buenos deseos...pero siempre...ojo avizor.
Más información crítica en el próximo número de Ópera Actual.
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