miércoles, 28 de octubre de 2009

Crítica musical. Concierto Ciclo de Voces. Coro Nacional de España

El concierto que ofreció el Coro Nacional no estuvo a la altura de lo esperado. Tal vez caben plantearse preguntas como las que me ofrecieron dos buenas amigas con las que compartí el concierto. Cuestiones que pasan por ser conscientes del nivel de exigencia que debe poseer una agrupación vocal de tal calibre y que en sí, representa al conjunto de los españoles.


Por ello, visto lo visto y oído lo oído uno se vuelve ciertamente chovinista (sin caer en pecado mortal) y mira a los coros que posee nuestra ciudad. De todas formas, se facilita la crítica publicada el día 26 de octubre de 2009 en el diario Málaga Hoy.






EL CORO NACIONAL O EL FENÓMENO DECRECIENTE

Por Fernando Anaya Gámez


Ciclo Voces. Sala María Cristina. Fecha: 24 de octubre de 2009. Programa: Selección de obras de Dvorák, Schubert, Schumann, Guerrero, Mompou, Guzmán, Villa-lobos y Montsalvatge. Intérpretes: Coro Nacional de España (CNE). Directora: Mireia Barrera. Aforo: Casi completo.

A todas luces, contar con el Coro Nacional de España (CNE) se mostraba como la garantía de lo que hasta el momento nos está ofreciendo la Fundación Unicaja con sus ciclos musicales. Propuestas que llevan parejo el vocablo de calidad y que confiemos se ratifique al final de los mismos. Pero no todo es perfecto y toca revisar planteamientos, pasando, claro está, por otro vocablo que caracterizó el concierto: la descompensación. Y no me refiero a lo descompensado de un podio o tarima para la dirección, o a los momentos de colapso del sonido que en nuestra querida sala comienzan a ser patentes cuando se da paso al fortissimo en las partituras (¿se podría revisar esa situación acústica?), sino a la propia interpretación que esta agrupación nos ofreció en la noche del sábado.

Comenzó la velada con una interesante primera parte. Tiene mérito haber programado a Dvorák en sus opus 29 y 63, repertorio que conocen ampliamente, y donde por cierto, se echó en falta la denominación de catálogo que en su día realizó Jarmil Michael Burghauser y que modernamente se incluye entre paréntesis. Dicho esto, con Abendsegen (de 1876 y con numeración B59), pudimos comprobar la amplia destreza en la dirección de Mireia Barrera con su gesto conciso, claro y alejado de artificios pocos naturales. Por otra lado, unas voces muy en consonancia con el sentimiento del compositor checo dejaron claro un nuevo desequilibrio entre el empaste de las distintas cuerdas.

Schubert fue uno de los puntales del concierto, siendo su recreación en torno al famoso salmo 23, con su Der 23 Psalm, D 706K, uno de los lapsos musicales ampliamente aplaudidos. Una óptima definición de las voces femeninas en combinación con el piano acompañante de Sergio Espejo y que nos invitaron a entrar a las piezas dedicadas a Schumann. Éstas, muy cuidadas en lo referente a la dicción del alemán y a su expresividad intrínseca, dejaron patente las desigualdades tímbricas en la cuerda soprano que se prodigaron a lo largo del concierto.

La segunda parte se vio afectada por un curioso fenómeno decreciente de calidad en la interpretación donde la configuración de piezas no benefició al coro, comenzando por un Guerrero (el cual nunca llegó a ser maestro de capilla en Málaga pese a lo que reza en las notas al programa) de tempo excesivamente lento y con poco énfasis en la limpieza de las voces, la imprecisa versión de las Tres canciones negras de Montsalvatge, salvando la situación la obra de Villa-Lobos por la partitura en sí.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario.
En breve quedará publicado en nuestro blog.